Educando jugando, jugando educando.
El juego es una de las vías para estimular emociones positivas. Jugando, los niños comparten experiencias únicas llenas de emociones que enriquecen su evolución emocional.
No sólo se trata de jugar y divertirse sino que durante esta actividad, ellos mismos comienzan a crear su inteligencia emocional. Este término tan popular lo definió Daniel Goleman en el libro llamado Emotional Intelligence (1995). Para Goleman la inteligencia emocional tiene que ver principalmente con cinco puntos relevantes: conocer las emociones que nos son propias, gestionarlas, motivarse a sí mismo, reconocer las emociones ajenas y establecer relaciones.
Podemos ver lo importante que es jugar en la vida de un niño, entrar en contacto con las emociones, y la mejor manera es mediante el juego.
En la etapa de la educación infantil hay grandes recursos a los que podemos recurrir para fomentar las emociones: se trata del juego, la música, el baile, los cuentos y los títeres. Éstos son capaces de ayudar a trabajar la educación emocional. Durante el juego se manifiesta la interacción y expresión libre de los sentimientos y emociones.